El Papa Francisco, desde el emblemático balcón de la Basílica de San Pedro, instó fervientemente este lunes a detener la violencia militar en Gaza y a abogar por la liberación de los cautivos en su conmovedor mensaje de Navidad.
Con un llamado apasionado, el Sumo Pontífice rogó por la terminación de las hostilidades en Gaza y expresó su solidaridad con las comunidades cristianas, especialmente con la parroquia de Gaza y todas las áreas afectadas en Tierra Santa.
Más allá de mencionar los conflictos que aquejan al mundo, el Papa Francisco se centró en el impacto devastador del reciente ataque del 7 de octubre, sin mencionar explícitamente a los responsables, y solicitó la liberación de aquellos que siguen siendo rehenes.
Su mensaje resonó con un llamado urgente para detener las operaciones militares, subrayando las consecuencias trágicas que enfrentan los civiles inocentes y la necesidad imperiosa de brindar ayuda humanitaria para aliviar la desesperada situación en la región.
En su tradicional discurso de bendición, el Papa no solo lamentó las miserias en diferentes puntos conflictivos del mundo, como Armenia, Azerbaiyán, Siria, Yemen, Ucrania, Sudán del Sur, República Democrática del Congo y la península de Corea, sino que también hizo un apasionado llamado a favor de iniciativas humanitarias, el diálogo y la seguridad como contrapartida a la violencia y la tragedia.
Además, Francisco expresó su preocupación por el fenómeno migratorio, condenando firmemente a los traficantes que explotan a las personas que buscan una vida mejor y haciendo un enérgico llamado a los gobiernos y a las personas con buenas intenciones para abordar esta problemática crucial.
En un tono de crítica constructiva, el Papa señaló la industria armamentista, resaltando su implicación en la escalada de conflictos globales y la poca atención prestada a este tema crítico. Francisco instó a reflexionar sobre el comercio de armas y su impacto devastador en la búsqueda de la paz mundial.
Reiteradamente, el Papa ha condenado a los fabricantes de armas como responsables de perpetuar la violencia, tildándolos como “mercenarios de la muerte”, y ha expresado su preocupación sobre cómo ciertos conflictos son utilizados para probar nuevas armas o eliminar arsenales obsoletos, como es el caso en Ucrania.
El mensaje del Papa atrajo a una multitud de alrededor de 70 mil personas en la Plaza de San Pedro, donde muchos presentes mostraron su apoyo portando banderas de Palestina y Ucrania.
A pesar de una reciente lucha contra la bronquitis, el Papa de 87 años mantuvo una presencia firme durante su aparición pública el lunes y en la misa de Nochebuena el día anterior, aunque ocasionalmente se vio afectado por episodios de tos y breves dificultades respiratorias.
