En el corazón de Guayaquil, la avenida Carlos Julio Arosemena se convirtió en escenario de caos cuando individuos armados, tras efectuar disparos en el estacionamiento de un centro comercial, se enfrentaron a la policía de Los Ceibos. En medio del caótico tiroteo, cinco personas resultaron heridas por balas perdidas, desencadenando una serie de eventos lamentables.
Entre las víctimas colaterales, dos hombres perdieron la vida, y tres estudiantes de una escuela cercana quedaron heridas. La trágica noticia golpeó con fuerza al círculo cercano de la comunidad, ya que uno de los fallecidos era el conductor de una camioneta municipal de Guayaquil.
Sin embargo, la violencia no hizo distinciones, y Diego Gallardo, reconocido músico y residente de la zona norte de Guayaquil, también sucumbió a las heridas en el hospital del Instituto de Seguridad Social (IESS) de Los Ceibos.
Mientras Gallardo perdía la vida, tres adolescentes heridas, provenientes del mismo incidente, ingresaron a la misma institución de salud. Aunque se encuentran en proceso de recuperación, el suceso ha dejado una marca indeleble en sus vidas.
Una de las estudiantes, al descender de un automóvil rojo y situarse en el asiento trasero, fue víctima de una bala perdida, destacando la brutalidad indiscriminada de la violencia desatada.
Los delincuentes responsables, en su huida de un centro comercial, sembraron el caos disparando contra guardias y vehículos, incluso incendiando algunos automóviles. En este violento episodio, se reportaron de manera extraoficial dos muertos y una mujer herida.
Imágenes espeluznantes, capturadas por los propios agresores, documentan a dos agentes en el suelo, heridos de bala, mientras otros criminales arrojan gasolina a los vehículos y los encienden, sumiendo la escena en un caos infernal. La ciudad de Guayaquil lamenta la pérdida de un talentoso músico y se estremece ante la cruda realidad de la violencia desatada por el crimen organizado.
