Por: Gabriela Torres Ortega
Cancún, Q. Roo.- “Cuando (ocurren) los temblores, cuando los huracanes, cuando las tormentas tropicales, y yo creo que todos los que me están viendo alguna vez han ayudado”, decía con certeza Mara Lezama Espinosa, gobernadora de Quintana Roo en un video difundido ayer, mientras se recolectaban los víveres que hoy salieron hacia el estado de Guerrero, tras el paso de Otis, huracán de categoría 5.
Hace unas hora, Lezama Espinosa mostraba en un video difundido a través de sus redes sociales, el primer convoy de trailers que salen de Quintana Roo y que transportan más de 50 toneladas entre alimentos no perecederos (latas, leche en polvo, café, azúcar, lentejas, frijoles…) artículos de higiene personal, artículos de limpieza, medicamentos y ropa, entre otras cosas.
Hablaré hoy desde el corazón. En 2017, en ese inolvidable 19 de septiembre de 2017, -en el que por momentos sentía que ocurría en una realidad alternativa- mi novio y yo todavía vivíamos en la Ciudad de México. Afortunadamente ni nuestra familia ni nuestros amigos sufrieron daños mayores por el terremoto. Rápidamente nos organizamos y tratamos de ayudar lo más posible. Llegaban toneladas de artículos para ayudar a “los chilangos”. Me desmoroné cuando vi despensas que decían “ustedes pueden”, “ustedes ganan chilangos, esta vez las quesadillas son sin queso”: llore de tristeza y de felicidad, de frustración y hasta de miedo, pero sobretodo, de emoción al ver que millones de mexicanos nos uníamos en un sólo latido.
¿Qué podemos donar a nuestro hermoso hermoso estado de Guerrero? ¡Lo que esté en nuestras posibilidades! Aunque cueste trabajo pensarlo, una sola lata de atún hará la diferencia un día en la comida de alguien, se los aseguro. Si quieres ponerles un mensajito, ¡adelante, también ayudarás a animar a alguien! Por el momento, lo que más urge es comida, agua embotellada, comida para mascotas, ropa, pañales para bebé, leche en polvo y toallas húmedas, pañales para adultos, toallas sanitarias, jabón, shampoo, papel de baño, pasta y cepillo de dientes, etcétera.
En 2020, en plena pandemia, habíamos regresado unos meses a CDMX sin saber que quedaríamos “varados” poco más de un año. En octubre impactaron en Quintana Roo la tormenta tropical “Gamma” y los huracanes “Delta” y “Zeta”. Un día antes hablé, principalmente, con amigos de Cancún, Puerto Morelos y Playa del Carmen para ver si necesitaban algo: hacíamos una “vaquita” entre algunos y les mandábamos el dinero antes de que se cayeran las comunicaciones; no necesitaron nada, afortunadamente. El día de los huracanes hablé con pocos de ellos en la mañana (pues no quería bajas las pilas de sus celulares); en la noche, le mandaba mensajes claves a algunos para avisarles dónde iba y cuándo tocaría tierra, según los canales oficiales del gobierno. Pasó y desde CDMX, “los chilangos” mandamos la ayuda que pudimos a Quintana Roo.
Es sabido que mi corazón le pertenece a Quintana Roo y a la Ciudad de México, pero también a muchos otros destinos que me han regalado momentos inolvidables: por supuesto que Acapulco y Guerrero están en los primeros lugares, ¡mi hermoso Acapulco, ya brillas y volverás a brillar aún más! ¡Fuerza Guerrero!