La comunidad ejidal de Morocoy ha emprendido una valiente batalla para lograr que la zona arqueológica de Dzibanché, localizada al noreste de Othón P. Blanco, sea parte del prestigioso Programa para el Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), impulsado por el gobierno federal en paralelo a las obras del Tren Maya.
Bajo el liderazgo de Sonia Méndez Lile, presidenta del comisariado ejidal, los esfuerzos se centran en incluir este histórico lugar en el programa para garantizar su adecuado mantenimiento y conservación. Desde el año 2000, Dzibanché ha sido un atractivo turístico visitado por personas de distintas nacionalidades, pero los beneficios económicos derivados de su gestión han quedado en manos de una empresa turística con sede en Cancún.
Como respuesta a esta situación, los habitantes de Morocoy han instalado una caseta de peaje para recaudar fondos y destinarlos al cuidado de los alrededores del sitio arqueológico. No obstante, los vestigios históricos en Dzibanché carecen del mantenimiento adecuado, lo que hace evidente la necesidad de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) asuma su protección y conservación.
Méndez Lile ha anunciado que en las próximas semanas intentará establecer contacto con las autoridades del INAH, y en caso de ser necesario, llevará la solicitud hasta las oficinas centrales para conseguir que Dzibanché sea oficialmente incorporado a Promeza.
Finalmente, subrayó la urgencia de actuar, ya que la vulnerabilidad de la zona se acentúa debido a las adversas condiciones climáticas que enfrenta cada año. El esfuerzo comunitario para preservar este patrimonio arqueológico es clave para protegerlo y asegurar que las futuras generaciones puedan admirar su esplendor histórico.
