De ser “la hormiga atómica” en movimientos estudiantiles de izquierda y fundadora del PRD transitó a integrar el equipo del priista Enrique Peña Nieto en el que fue implicada en desvío de dinero.
Este viernes, Rosario Robles salió del Centro Femenil de Reinserción Social de Santa Martha Acatitla, en donde permaneció más de tres años, acusada de ejercicio indebido del servicio público en su modalidad de omisión.
El delito por el que la política de 66 años de edad, ingresó al penal en agosto de 2019, en general no ha requerido prisión preventiva; sin embargo, un juez le dictó medida cautelar, ante el riesgo de sustracción de la justicia.
¿Quién es Rosario Robles?
Rosario Robles, nació en la Ciudad de México el 15 de febrero de 1956. Iba a convertirse en una de las mujeres más destacadas en la política mexicana desde las fuerzas de izquierda.
Con la primaria y la secundaria en colegios católicos, su educación tomó otro rumbo cuando ingresó al CCH Naucalpan y luego a la Facultad de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México.
La facultad, más que un centro académico, fue su plataforma política, profesional y de vida. Se convirtió ahí en maestra y se incorporó al Sindicato Nacional de Trabajadores de la UNAM del que llegó a ocupar la dirigencia femenil, de 1988 a 1993.
Desde esa misma facultad, participó en la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas y en el Movimiento al Socialismo (MAS).
También en esa facultad conoció a dos profesores con los que después se casaría: Saúl Escobar y Julio Moguel, con quien procreó a su única hija, Mariana.
En esa época la apodaban la “hormiga atómica” porque se mostraba imparable, no solo en los movimientos, sino en la academia. La maestría en Desarrollo Rural la hizo en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco, con la tesis, “Voces de las mujeres de Ixmiquilpan” que fue laureada.
En 1988, el MAS –el movimiento del que Rosario Robles era parte medular– apoyó la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano por la que, una vez iniciada la campaña, declinó Heberto Castillo.
Ahí surgió el vínculo político. Y se inició el futuro.
Un año después, fue fundado el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que en torno a la figura de Cárdenas Solórzano reunió a antiguos priistas que integraban una corriente crítica como Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente de la República.
Rosario Robles estaba entre los fundadores y ganaba notoriedad. Una década después, entre septiembre de 1999 y diciembre de 2000, sería la jefa de Gobierno del Distrito Federal (hoy CDMX) en sustitución de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano quien tras una reforma política fue el primer gobernante electo de la capital del país.
La ley que despenalizó el aborto hasta los tres meses de gestación en la Ciudad de México, primera en su tipo en el país, fue conocida como la Ley Robles por el impulso que le dio. Además, logró un paquete de reformas electorales y logró el ordenamiento de parte de los comerciantes ambulantes. Una página del libro “Derecho de Réplica”, de Carlos Ahumada Kurtz -quien fue su compañero sentimental- revela que aspiraba a ser presidenta de la República.
Entre 2002 y 2003 se convirtió en presidenta del partido.
Pero su carrera política tuvo un parteaguas: en 2004 se revelaron videos que exponían a René Bejarano (en ese momento particular de Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente) mientras recibía dinero de Ahumad, su compañero. Rosario Robles fue atacada e incluso implicada en la investigación sobre esos recursos. Ese mismo año renunció al partido y se fue de la escena pública.
La reaparición de Rosario Robles
Ocho años después –2012– reapareció como parte del gabinete de Enrique Peña Nieto, en cuya persona, el PRI regresó al poder. El pasado de izquierda había quedado atrás. Ahora era una funcionaria federal del lado de una casta política que se distinguía por sus gustos caros. Primero estuvo en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol, 2012-2015) y luego en la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu, 2015-2018).
Rosario Robles tenía un salario de 205,121 pesos al mes, cantidad de las más altas del gobierno peñanietista. Pero, lejana a funcionarios como Emilio Lozoya (el exdirector de Pemex hoy en prisión), Tomás Zerón (fugitivo por el caso Ayotzinapa) o el mismo Jesús Murillo Karam (detenido este viernes 19 por el caso Ayotzinapa) su declaración patrimonial no reflejaba lujo.
Mientras ellos declaraban colecciones de relojes, obras de arte originales y autos de marcas como BMW, Robles Berlanga decía tener una casa adquirida a crédito y en copropiedad de 139 metros cuadrados y un auto Jeep también comprado mediante un préstamo, además de joyas y algunas obras de arte.
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El 19 de abril de 2013, el entonces presidente Enrique Peña Nieto le dijo en un evento público: “Rosario, no te preocupes, hay que aguantar”. En las manos de Robles Berlanga estaba la política para combatir la pobreza mediante el programa Cruzada Nacional contra el Hambre y según él, habían empezado críticas de quienes se preocupaban por las elecciones. Luz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil de 2003 a 2010, estaba presente.
Al final, las dependencias de las que estuvo a cargo fueron los escenarios de un sofisticado esquema de desvío de 5,073 millones de pesos del que ella habría tenido conocimiento sin reportarlo ni detenerlo. Rosario Robles Berlanga ha sido la única funcionaria de alto nivel bajo proceso por este pasaje.
“Vengo a dar la cara con las faldas bien puestas y tomando el toro por los cuernos”, exclamó el 12 de agosto de 2019, al acudir a la primera audiencia sobre su caso. Un día después fue detenida y pasó tres años en prisión.
Fuente Expansión Política