La vasija que se encontraba en el salvamento arqueológico del Tren Maya perteneció al período Clásico Tardío
El Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) y la Secretaría de Cultura del Gobierno de México anunciaron la traducción de unas inscripciones jeroglíficas de una vasija de cerámica, hallada cerca del pueblo Maxcanú, un destacado lugar por su historia arqueológica.
Los investigadores del INAH de Yucatán y coordinadores del análisis del Tren Maya determinaron que el artefacto estaba asociado con un personaje llamadoCholom. Ya se habían tenido registros de él en otras piezas de cerámica.
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La pieza data del periodo Clásico Tardío maya (600–800 d.C.), y mide 8.5 cm de altura por 21 centímetros de diámetro en su boca, mientras que el plato mide 11 centímetros de altura, por 32 centímetros de diámetro.
Se descubrió que este sujeto era parte de la antigua élite prehispánica de la ciudad Oxkintok. La vasija que se encontraba en el salvamento arqueológico del Tren Maya perteneció al período Clásico Tardío entre los años 600 y 800 después de Cristo.
Son once cartuchos glíficos marcados en el recipiente. Lo que se descifró fue que Cholom era un noble o sajal, es decir, el vocero del gobernante. Fue la restauración lo que permitió que el estudio epigráfico revelara la narrativa de más de mil años de antigüedad.
La vasija mide 8.5 cm de altura por 21 cm de diámetro en su boca, mientras que el plato que se encontró asociado con ella mide 11 cm de altura, por 32 cm de diámetro.
El arqueólogo Ricardo Mateo Canul hizo la traducción jeroglífica y lo que se vislumbra es lo siguiente: “EI señor dice, en su superficie, ha sido tallado, en su tazón o cajete, en su vaso, para atole, de Cholom, el sajal”. La explicación de esto es que Chol om es la persona que realiza la acción y el sajal es quien transmite el mensaje.
Además, el nombre de Cholom proviene de “chol”, en maya, que significa “desatar”, y “om” se refiere a la persona que realiza la acción. Por lo que Cholom puede traducirse como “aquel que desata”.
Las y los arqueólogos contaban con un indicio para desentrañar el secreto que esta pieza guardó por más de mil años, ya que en el Museo Regional de Antropología de Yucatán, se resguarda otra vasija en la que también aparece el glifo holom, con la diferencia de que en ella se inscribe la palabra “uylul”; “oidor” en español.
Hasta la fecha, INAH no ha desentrañado si la vasija, junto con su plato, tuvieron alguna utilidad ritual o fue diseñada para uso cotidiano. Para esto, los trabajos próximos tendrán que analizar los estudios de laboratorio con las observaciones contextuales del equipo del INAH.