En la fecha del 8 de febrero de 2024, en el pintoresco enclave de Chiquilá, situado en Lázaro Cárdenas, se vivió una escena de intriga y heroísmo marítimo.
Cuatro audaces navegantes, quienes se habían hecho a la mar el viernes precedente desde el puerto de Chiquilá, hallaronse sorpresivamente arrastrados por los embates implacables de los vientos violentos, sus vidas pendiendo de un hilo en medio de la vastedad oceánica. Mas, gracias a la pericia y la diligencia de los cuerpos de rescate, entre ellos la loable intervención de Protección Civil y la Capitanía de Puerto, el desenlace no fue trágico.
Una operación de búsqueda y salvamento, caracterizada por su intensidad y meticulosidad, se puso en marcha, con la participación activa de pescadores autóctonos que conocían cada recoveco de las aguas. Fue así como, después de una tensa espera, los náufragos fueron avistados en alta mar, aún con vida, su resistencia ante la adversidad asombrando a propios y extraños.
A bordo de la modesta embarcación “Andrea”, el capitán Carlos Rafael Dzib, de 38 años, lideraba la travesía, acompañado por sus leales camaradas: Saúl Jiménez García, Donato Cuytún Hu y Juan José Quimé Méndez.
La vuelta a tierra firme fue recibida con una ovación atronadora y efusivas demostraciones de alivio y felicidad por parte de la comunidad local, amigos y familiares, quienes habían compartido la angustia de la incertidumbre durante esos largos días de desaparición forzosa, causada por la furia desatada del frente frío.
