Cancún, una ciudad de hermosas playas y vibrante vida, es testigo de una situación que clama por atención: más de 300 adultos mayores se encuentran en una encrucijada, buscando desesperadamente un refugio donde encontrar paz en sus años dorados. La dolorosa realidad es que muchos de ellos han sido rechazados por sus propios seres queridos, obligados a abandonar los hogares que alguna vez llamaron suyos.
En este escenario complejo, Horacio Reyes García, el valiente líder de la Federación Estatal para el Desarrollo Humano de los Adultos Mayores, levanta la voz en nombre de aquellos que a menudo son ignorados. Ha sostenido incansables peticiones para obtener un lugar en el antiguo hospital general, donde estos adultos mayores puedan finalmente hallar un santuario seguro y digno. Lamentablemente, estas súplicas han sido meras palabras al viento, sin resultados concretos.
El terreno que en un tiempo fue contemplado como un posible “Jesús Kumate”, un refugio lleno de esperanza, hoy yace vandalizado, convirtiéndose en el refugio de aquellos que no tienen otro lugar al cual ir. Este cambio doloroso ha llevado a García a expresar su pesar, ya que ese mismo terreno podría haber sido transformado en un hogar acogedor para los ancianos necesitados.
La pandemia ha arrojado luz sobre una realidad desgarradora: muchos de los ancianos que una vez acogieron a sus familias en sus propias moradas ahora enfrentan el desolador abandono de sus hogares, además de sufrir maltrato emocional en el proceso.
En el transcurso del año, la Federación Estatal para el Desarrollo Humano de los Adultos Mayores ha sido un faro de esperanza para siete abuelos que fueron desamparados por las mismas personas a las que dieron la vida. García señala con dolor que la raíz de este mal radica en la incapacidad de las familias para cumplir su deber hacia los ancianos. Sin una vía legal que imponga el respeto hacia los mayores, esta triste realidad perdurará.
No solo enfrentan el rechazo de sus seres queridos, sino que también son ignorados por las autoridades que deberían protegerlos. García comparte su preocupación acerca de la eliminación de una mesa especial en la Fiscalía General del Estado (FGE) que se dedicaba a atender a los ancianos. Esto ha llevado a una frustrante odisea para los ancianos que intentan hacer oír su voz ante la justicia.
Como respuesta, buscan establecer un diálogo con el fiscal Raciel López, anhelando el resurgimiento de esta mesa especial y su expansión a otros rincones del municipio. Esta iniciativa podría marcar el comienzo de un trato más humano y justo para los ancianos, quienes merecen vivir sus años dorados con dignidad y respeto en un lugar que puedan llamar hogar.